Enfermedad pulmonar

En el cumplimiento de su deber, los bomberos pueden experimentar exposición ocupacional a gases, productos químicos, partículas y otras sustancias con efectos potencialmente perjudiciales a corto y largo plazo en el sistema respiratorio.

Estudios previos realizados durante las fases de extinción y revisión muestran que los bomberos pueden incurrir en exposición a toxinas e irritantes del tracto respiratorio, incluyendo: dióxido de azufre, ácido clorhídrico, fosgeno, óxidos de nitrógeno, aldehídos y partículas. La combustión de materiales de construcción genera innumerables productos de combustión, con numerosos compuestos comerciales nuevos introducidos anualmente.

Dada la excesiva exposición de los bomberos a irritantes respiratorios y toxinas, es esencial que los bomberos reconozcan la importancia del uso de aparatos respiratorios y tomen medidas para minimizar su riesgo de enfermedad pulmonar aguda y crónica.

Función pulmonar normal

El sistema pulmonar humano normal está compuesto por varios componentes que trabajan juntos para proporcionar oxígeno al torrente sanguíneo, que se entrega a los órganos vitales, y eliminar productos de desecho, incluyendo CO2. El sistema incluye el diafragma, un músculo que, a través de su movimiento descendente, aumenta el tamaño del espacio pleural (pulmonar), permitiendo la inhalación. A medida que el diafragma se relaja, el aire se espira pasivamente como se muestra en la imagen a continuación.

El aire inhalado pasa por la boca y la faringe, desciende por la tráquea que se divide en los bronquios derecho e izquierdo (vías respiratorias superiores), llegando a los bronquiolos y luego a los alvéolos (vías respiratorias distales). Los alvéolos son en realidad pequeños sacos de aire que se expanden y contraen como pequeños globos. Cada alvéolo tiene un suministro de sangre arterial y venosa, permitiendo la “desgasificación” de gases residuales incluyendo dióxido de carbono – CO2 y la “gasificación” de oxígeno – O2 necesario para sostener los órganos del cuerpo.

La solubilidad de los gases irritantes en agua juega un papel en la determinación de la penetración de los gases en el pulmón y los efectos del gas irritante en el sistema respiratorio. Los gases solubles en agua son más propensos a depositarse en las vías respiratorias superiores o proximales (bronquios). Por el contrario, los gases que no son solubles en agua son más propensos a alcanzar las vías respiratorias distales, resultando en daño a las vías respiratorias inferiores (bronquiolos y alvéolos).

Efectos agudos

Los efectos a corto plazo de la lucha contra incendios en el sistema respiratorio han sido estudiados en numerosas ocasiones con resultados variados. Estos estudios sugieren que la exposición aguda a contaminantes durante la lucha contra incendios:

1) Puede resultar en hipoxemia debido a la inhalación de humo.

2) Puede causar síntomas respiratorios agudos y disminuciones agudas en la función pulmonar. La persistencia de estas disminuciones en algunos casos sugiere que no son meramente causadas por broncoconstricción irritante.

3) Puede causar aumentos agudos en la reactividad de las vías respiratorias.

Estos cambios en la función pulmonar ocurren de manera secundaria a una variedad de mecanismos, que pueden incluir broncoconstricción refleja (constricción de las vías respiratorias debido a irritación pulmonar) e hiperreactividad de las vías respiratorias inducida por el humo.

Efectos a largo plazo

Aún no está claro si la exposición repetida al humo, que ocurre comúnmente en la lucha contra incendios, puede estar vinculada con enfermedades pulmonares crónicas. Se han realizado varios estudios que examinan las enfermedades y muertes relacionadas con problemas respiratorios crónicos en bomberos. Hay indicios de que las inhalaciones repetidas de humo durante las actividades rutinarias de lucha contra incendios pueden resultar en bronquitis crónica y función pulmonar anormal.

Los resultados de muchos de estos estudios no han sido concluyentes, probablemente en parte debido a lo que se denomina “el efecto del trabajador sano”: los bomberos, como grupo, son más saludables que la población general con la que se comparan. Un resultado del “efecto del trabajador sano” es que los bomberos pueden parecer tener menos muertes y enfermedades en comparación con la población general, cuando en realidad, la incidencia de enfermedades en los bomberos puede ser significativamente mayor. Además, solo los bomberos saludables permanecen en el trabajo. Aquellos que se enferman pueden dejar el servicio de bomberos sin discapacidad documentada antes de la jubilación. Otros pueden irse aparentemente saludables, solo para sufrir los efectos a largo plazo mucho después de su asociación con el servicio de bomberos.

Prevención

Hay una serie de pasos que se pueden tomar localmente para reducir la tasa de trastornos respiratorios.

a) Un Programa Efectivo de Salud y Seguridad – La disminución de la función pulmonar puede ser detectada con pruebas de función pulmonar periódicas y de referencia (PFT, por sus siglas en inglés). Estas pruebas permiten la documentación para el tratamiento y futuras reclamaciones, y munición si es necesario tomar medidas correctivas. Sin embargo, las pruebas de función pulmonar son solo un registro del daño que ya ha ocurrido. Prevenir el daño pulmonar es la clave.

b) Capacitación – Es fundamental que cada miembro del servicio de bomberos comprenda los riesgos respiratorios del entorno de incendios, un objetivo que solo puede lograrse mediante una capacitación reiterada. Las personas tienden a seguir las normas y reglamentos con mayor fidelidad si entienden por qué se adoptan y cómo estos procedimientos preservarán su salud.

c) Utilización de equipos de protección respiratoria – Los estudios científicos demuestran que los equipos de respiración autónoma (ERA) son eficaces para minimizar la exposición respiratoria a agentes tóxicos, carcinógenos, gases y partículas durante las actividades de extinción de incendios.

No obstante, el cumplimiento suele ser menos que adecuado. No se puede controlar lo que genera el incendio, pero sí se puede controlar lo que se respira. El uso de ERA es ahora universalmente aceptado durante la fase de extinción, pero no durante la fase de revisión. Sin embargo, durante la fase de revisión, muchos componentes tóxicos y partículas (como el asbesto) permanecen en el aire, y el riesgo de daño pulmonar para un bombero sigue siendo elevado. El IAFF apoya firmemente el uso de ERA durante todas las fases de la extinción de incendios.

d) No fumar – El tabaquismo está fuertemente asociado con enfermedades crónicas, irreversibles y debilitantes, incluyendo enfisema, enfermedades cardíacas y cáncer de pulmón. Aliente a los no fumadores a no comenzar y a los fumadores a dejar de fumar. Los programas para dejar de fumar están disponibles a través de su representante sindical local y están respaldados por el IAFF. Estos servicios de cesación se ofrecen a una tarifa reducida y han demostrado ser eficaces para ayudar a aquellos que desean dejar de fumar a lograr su objetivo.