Difteria
La difteria es una enfermedad del tracto respiratorio causada por la bacteria Corynebacterium diphtheria. Esta infección es poco común en los Estados Unidos debido a las inmunizaciones infantiles rutinarias, pero está presente en otros países como América Latina, Asia y la Unión Soviética. Esta bacteria también puede causar una infección cutánea.
¿Cómo se puede contraer?
La difteria se transmite a través de gotículas respiratorias. Cuando los pacientes infectados con el virus tosen o estornudan, exhalan gotículas que pueden ser inhaladas por las personas cercanas. En raras ocasiones, la infección se propaga por contacto con objetos contaminados, alimentos o lesiones cutáneas infectadas. Los factores de riesgo para la transmisión incluyen la falta de inmunización y los entornos hacinados.
Síntomas
Las bacterias de la difteria infectan la nariz y la garganta creando una cobertura grisácea (pseudomembrana) que puede bloquear las vías respiratorias. Estas bacterias producen toxinas que pueden propagarse desde la garganta hacia el torrente sanguíneo y provocar complicaciones potencialmente mortales. Los síntomas comienzan entre 2 y 5 días después de la exposición.
Los signos y síntomas de la difteria pueden incluir:
- Dolor de garganta (de leve a grave)
- Secreción nasal (acuosa o sanguinolenta)
- Dificultades respiratorias
- Tos perruna (similar a la observada en el crup)
- Fiebre
- Las úlceras cutáneas son raras pero pueden ocurrir
- Deglución dolorosa
- Ausencia total de síntomas en algunos pacientes
Las complicaciones de la difteria dependen de la persona y la recuperación es típicamente un proceso lento. La enfermedad puede ser leve en algunos o potencialmente mortal en otros. Las complicaciones más graves incluyen inflamación de los músculos cardíacos, obstrucción de las vías respiratorias, parálisis temporal y daño renal. La muerte ocurre en el 5-10% de los pacientes con infección respiratoria por difteria.
Prevención
La difteria es una enfermedad prevenible mediante vacunación. La difteria, el tétanos y la tos ferina se combinan en una sola vacuna para niños. Los adultos deben recibir el refuerzo contra el tétanos y la difteria cada diez años.
Además de la vacunación, puede ayudar a prevenir la propagación de la difteria mediante:
- Prevención de la contaminación y descontaminación de superficies
- Uso de precauciones universales y contra gotículas
- Asumir que los pacientes con síntomas respiratorios son contagiosos y proporcionar mascarillas a los pacientes sintomáticos
- Limitar el número de miembros del personal que tienen contacto directo con el paciente
- Higiene de manos (lavado con agua y jabón o uso de un desinfectante de manos a base de alcohol)
- Equipo de protección personal (EPP) (guantes, batas, gafas y protección respiratoria). IAFF recomienda respiradores P100 para todos los pacientes con síntomas respiratorios como tos
- Manejo y eliminación adecuados de instrumentos/dispositivos y ropa contaminados
¿Qué debe hacer si está expuesto a la enfermedad o la contrae?
- Notificar a su oficial de control de infecciones
- Consultar a un proveedor de atención médica que pueda buscar la cobertura grisácea en la garganta y realizar un cultivo para identificar la bacteria.
La profilaxis posterior a la exposición para cualquier persona que haya tenido contacto con la difteria incluye la inmunización con el toxoide diftérico o un refuerzo si ya está vacunado. El tratamiento de la difteria sospechosa es con una antitoxina, así como antibióticos como la penicilina. Los síntomas pueden mejorarse con oxígeno, reposo en cama, líquidos intravenosos según sea necesario y un tubo respiratorio.