La poliomielitis, comúnmente conocida como polio, es causada por la infección con el poliovirus. La infección inicial ocurre en el tracto gastrointestinal pero luego se extiende a los ganglios linfáticos y al sistema nervioso. La enfermedad puede llevar a una parálisis parcial o total. Gracias a la vacuna contra la polio, esta enfermedad ya no se presenta en los Estados Unidos.

¿Cómo se puede contraer?

La polio se transmite por contacto de persona a persona y solo afecta a los humanos. La transmisión ocurre por contacto con mucosidad respiratoria infectada o por contacto con heces infectadas. Puedes contraer polio por:

  • Comer o beber alimentos contaminados

Síntomas

Los síntomas de la polio varían dependiendo del patrón de la enfermedad que tenga una persona. La gran mayoría de los infectados tienen una infección subclínica, mientras que pocos desarrollarán polio no paralítica o paralítica.

Los signos y síntomas de la polio subclínica duran aproximadamente 72 horas y pueden incluir:

  • Ningún síntoma en algunos casos
  • Dolor de cabeza
  • Malestar general
  • Dolor de garganta
  • Vómitos

Los signos y síntomas de la polio no paralítica duran aproximadamente 1-2 semanas y pueden incluir:

  • Diarrea
  • Fatiga
  • Irritabilidad
  • Dolor en las piernas (particularmente en los músculos de la pantorrilla)
  • Fiebre
  • Rigidez o espasmos musculares
  • Erupción

Los signos y síntomas de la polio paralítica pueden no resolverse e incluyen:

  • Salivación excesiva
  • Dolor muscular, contracciones, espasmos
  • Debilidad muscular (especialmente en un solo lado)
  • Sensaciones anormales
  • Dificultad para respirar
  • Hinchazón y/o estreñimiento

El tiempo para desarrollar síntomas una vez infectado con el virus varía de 5 a 35 días, con un promedio de 7 a 14 días.

Las complicaciones incluyen parálisis, neumonía, pérdida de la función intestinal, presión arterial alta, infecciones renales y de la vejiga. El síndrome post-polio puede desarrollarse décadas después de la infección inicial y presentarse como debilidad en varios músculos.

Prevención

La polio es una enfermedad prevenible por vacunación. Entre 1840 y la década de 1950, la polio fue una epidemia mundial. Desde el desarrollo de las vacunas contra la polio en las décadas de 1950-60, la polio ha sido eliminada en varios países. La enfermedad aún existe en algunos países en desarrollo y puede transmitirse a viajeros no vacunados. La vacuna oral se utiliza en varios países del mundo, pero la inyección es la única forma disponible en los Estados Unidos. Se administran cuatro dosis de polio para una vacunación completa, típicamente durante la infancia.

Prevención:

  • Asegúrate de haber completado tu serie completa de vacunación
  • El uso de precauciones universales
    • Higiene de manos (lavado con agua y jabón o uso de un desinfectante de manos a base de alcohol)
    • Equipo de protección personal (EPP) (guantes, batas, mascarillas y gafas que ofrezcan protección para la boca, nariz y ojos).
    • Manejo y eliminación adecuados de instrumentos/dispositivos y ropa contaminada con sangre o fluidos corporales.
  • Asegúrate de que todos tus hijos estén vacunados contra la polio (a los 2, 4, 6 meses y 4 años)

¿Qué debe hacer si está expuesto a la enfermedad o la contrae?

Contacta a tu proveedor de atención médica si no has sido vacunado y estás en contacto con alguien que ha desarrollado poliomielitis. La afectación del cerebro o la médula espinal es una emergencia médica que puede resultar en parálisis o muerte (generalmente por dificultades respiratorias) y necesita ser evaluada por profesionales médicos.

El tratamiento para la polio puede ser innecesario para muchos, ya que la enfermedad puede no presentar síntomas. Aquellos con polio no paralítica o paralítica pueden necesitar atención médica de apoyo en forma de antibióticos, control del dolor, fisioterapia y posiblemente intervenciones respiratorias para salvar vidas.